viernes, 18 de octubre de 2013

ENLACES INTERESANTES


AMPA Ramón Laza


Ampa del C.E.I.P. Ramón Laza
 
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Centro Médico Dr. Félix Ortiz Portal



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jueves, 17 de octubre de 2013

Juego y aprendizaje


RELACIÓN JUEGO Y APRENDIZAJE






En contra de la opinión popular, el juego tiene un importante papel en el desarrollo psicológico de las personas.

El juego, inherente al ser humano, es una actividad placentera, espontánea y voluntaria. Nos permite obtener placer y diversión, produciendo un efecto relajante o activador (según el caso). Además de ser un excelente medio de evasión de la realidad, el juego tiene otras funciones.

Importancia del juego


Las actividades lúdicas permiten al niño/a explorar y descubrir el mundo, así como socializarse. Modelar barro, jugar a las cocinitas, a construir una cabaña, etc. son actividades que sirven de preparación a otras que realizaremos en el futuro. No cabe duda de que las canciones y bailes, el dibujo, los juegos con arena, tierra o plastilina, son el caldo de cultivo de actividades deportivas y artísticas posteriores.





El juego espontáneo fomenta la comunicación, cooperación e integración entre iguales, así como la adquisición progresiva de normas, sentando además las bases de la amistad. Por otro lado, ayuda a la transmisión de los valores socioculturales de nuestro grupo de referencia.

Un adecuado desarrollo psicológico dependerá de las posibilidades de juego existentes durante la infancia. Según la Declaración de los Derechos del Niño (ONU), el niño ha de disfrutar plenamente de juegos y recreaciones. La actividad lúdica influye en el desarrollo psicomotor y emocional (por ejemplo en la tolerancia a la frustración o el reconocimiento de emociones en los demás y regulación de las propias, etc.). El juego condiciona el desarrollo cognitivo ya que permite explorar, crear, inventar e imaginar, favorece la atención, la lógica y el lenguaje.

Por estas razones, el juego tiene un importante valor terapéutico, siendo habitual utilizar actividades lúdicas como herramienta en las sesiones de intervención psicológica y psicopedagógica con niños/as y adolescentes. También es utilizado como recurso en la evaluación.


Evolución del juego

 

Desde los primeros meses, observamos que el bebé inicia conductas por el mero placer que le producen, como sonidos vocales y guturales o coger y soltar objetos, golpear un objeto contra otro, etc. Hacia los dos años aparece el juego simbólico (“hacer como si”). Es el momento en el que el niño/a coge un palo y hace como fuese un avión, representa que toma la sopa o que duerme a su osito, habla por teléfono, etc. imitando a los adultos. Este tipo de actividad nos permite saber cómo se encuentra el niño/a y cómo nos ve a nosotros, ya que actúa imitándonos.


 
 
Hacia los tres años es el momento del juego de movimiento (correr, dar vueltas, brincar, etc.), que facilita aspectos como la coordinación gruesa o el equilibrio. A los cuatro años llega el turno de los juegos que favorecen la coordinación fina (ojo-mano): estrujar, rasgar, cortar y pegar, amasar o dibujar. Estas actividades lúdicas se complementan con otras de la vida cotidiana como la escritura, atarse los botones y cordones, utilizar los cubiertos, etc. Son típicos los juegos de “desorden” o “destrucción” que buscan claramente el placer sensorial y motriz.


En torno a los 5 ó 6 años, cobran importancia los juegos de construcción y las actividades lúdicas con reglas arbitrarias (confusas o cambiantes), que fomentan la capacidad espacial y de planificación.



Entre los 6 y 7 años se desarrollan los juegos relacionados con la vida real, en los que hay varios personajes y que presentan mayor orden y duración, lo que prepara para la cooperación.

Entre los 8 y 11 años aparecen los juegos de reglas, en los que hay unas normas fijas y es necesaria la cooperación entre los jugadores. Progresivamente estos juegos reglados adquieren mayor complejidad hasta llegar a los juegos de adultos.

Cómo elegir un juguete



En ocasiones, el juego se estructura en torno a un juguete. Si queremos ofrecer al niño uno, debemos tener en consideración algunos aspectos:

 
 
  • Edad
  • Preferencias del niño/a
  • Que se acerque a sus intereses
  • Debe respetar las normas de seguridad
  • Posibilidades de uso (conviene que sea un juguete “abierto”, que permita utilizarlo de diversas maneras, fomentando la creatividad)
  • Que favorezca la manipulación y el descubrimiento
  • Que ayude a expresarse y comunicarse
  • Que facilite el contacto con otros niños/as o con adultos
  • Que evite la competitividad y las connotaciones belicistas
 
Verónica Lamadrid
Psicóloga Especialista en Intervención en Dificultades del Aprendizaje

 
 
 
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PREVENCIÓN DEL DETERIORO DE LA MEMORIA (2)


PREVENCIÓN DEL DETERIORO DE LA MEMORIA (2)

Qué son los programas de estimulación cognitiva


Un programa de estimulación está formado por un conjunto de actividades que tienen por objetivo la prevención de trastornos cognitivos (o frenar su evolución si ya existen) a través del entrenamiento de los procesos mentales implicados (memoria, atención, velocidad de procesamiento, etc).
 
 
 
 
Los programas de estimulación cognitiva, diseñados y aplicados por profesionales relacionados con la psicología y el aprendizaje, dotan a los participantes de estrategias que pueden utilizar en la vida cotidiana.
 
Actualmente existen programas de corta, media y larga duración. El número de las sesiones y su duración depende de varios factores (características de los participantes, objetivos planteados, recursos y organización, etc.).
 

Componentes de los programas de estimulación de la memoria:


Relajación

 
Las técnicas de relajación ayudan a que alcancemos un estado favorable para memorizar y recuperar lo aprendido, por lo que facilitan el aprendizaje.

Normalmente se utilizan técnicas basadas en la respiración y relajación muscular (Relajación progresiva de Jacobson, 1938).
 

 

Mnemotécnicas


Las técnicas de memoria son procedimientos que facilitan el adecuado funcionamiento en las distintas fases de procesamiento de la información (registro, retención y recuerdo). Se basan en tareas que impliquen aprender y visualizar la información que debemos recordar de forma organizada y significativa, a través de diversas estrategias (asociación, visualización, organización, etc.).

Procesos cognitivos básicos


Frecuentemente los déficits cognitivos implicados en los trastornos de memoria asociados a la edad se deben a la poca capacidad de atención. Cuando la atención que prestamos a las actividades cotidianas no es suficiente, impide que las realicemos eficazmente.
 
 
 

La dificultad para encontrar palabras no está directamente relacionada con la edad, sino con los procesos de habla y audición. A través de ejercicios de estimulación de la articulación podemos mejorar estas dificultades.

El entrenamiento en procesos como la atención (visual y auditiva) o el lenguaje han demostrado favorecer el recuerdo.

Otros procesos


Los programas de estimulación cognitiva suelen dedicar un tiempo a procesos como la percepción, la orientación espacial y temporal, las funciones ejecutivas (organización y planificación) o el razonamiento. Algunos programas específicos de entrenamiento de la memoria también pueden incluir estos aspectos.


 

Verónica Lamadrid

Psicóloga Especialista en Intervención en Dificultades del Aprendizaje



 
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PREVENCIÓN DEL DETERIORO DE LA MEMORIA (1)

PREVENCIÓN DEL DETERIORO DE LA MEMORIA (1)


Qué es la memoria

La memoria es un proceso mental imprescindible para el aprendizaje, ya que se encarga de codificar, modificar y recuperar los hechos, experiencias, pensamientos, sensaciones, etc. que formamos al percibir la realidad.

Nuestra capacidad de memoria viene modulada por el tipo de información que debemos memorizar y por otros procesos cognitivos, como la percepción, la atención o la motivación. Esto explicaría por qué recordamos unos datos más fácilmente que otros. Por ejemplo, un niño puede acordarse perfectamente de las características de todos los monstruos de su colección de cromos (nombre, origen, poderes, etc.) y tener dificultades para aprenderse las tablas de multiplicar.


 
El conjunto de nuestros recuerdos se ha formado gracias a complejas conexiones que se dan entre las neuronas del cerebro, especialmente en el hipocampo y la corteza prefrontal.

El deterioro de la memoria


El proceso de la memoria puede verse afectado por múltiples factores. Entre ellos están las enfermedades degenerativas (por ejemplo, el Alzheimer), los accidentes cerebrovasculares, los traumatismos craneales, efectos secundarios de algunos medicamentos, períodos prolongados de estrés, abuso de sustancias, el deterioro cognitivo asociado al VIH, etc.

Algunos trastornos como la depresión, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o los trastornos de ansiedad, pueden cursar con dificultades en los procesos cognitivos.


Por otro lado, dentro del proceso de envejecimiento normal pueden darse cambios en la memoria (dificultades para recordar información que anteriormente se evocaba sin problema), el lenguaje (“lo tengo en la punta de la lengua”) así como en la velocidad de procesamiento (por ejemplo una mayor lentitud para realizar un crucigrama).

¿Podemos frenar el deterioro de la memoria?


Afortunadamente, podemos prevenir y retrasar el deterioro cognitivo. Para lograrlo debemos tener en cuenta algunas consideraciones:
  • Es fundamental cuidar nuestra salud física a través del ejercicio regular, una alimentación saludable y siguiendo los consejos médicos.
  • Importancia de la salud mental y emocional: la relajación, las actividades variadas de ocio y tiempo libre, disfrutar de los familiares y amigos, etc. además de ayudar a sentirnos felices, favorecen un adecuado funcionamiento cognitivo.
  • Es recomendable buscar asesoramiento profesional si sufrimos estrés de manera prolongada o síntomas de ansiedad o depresión.
  • Mantener una mente activa nos protege de su deterioro. Diversos estudios han demostrado que el entrenamiento y estimulación cognitiva pueden retrasar la aparición de trastornos cognitivos, así como influir en su evolución cuando ya han aparecido.

    Verónica Lamadrid
    Psicóloga Especialista en Intervención en Dificultades del Aprendizaje

 
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Envejecimiento activo y psicología

PAPEL DE LA PSICOLOGÍA EN EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO



El concepto “envejecimiento activo” se relaciona con la capacidad que tienen las personas mayores para “envejecer bien”. Incluye aspectos como salud física y mental, independencia y participación social.

Desde la Psicología, especialmente la Psicogerontología, se ha realizado un gran número de contribuciones a la investigación e intervención en este campo.

En primer lugar, se han creado programas de estimulación cognitiva que permiten, por un lado, mejorar el funcionamiento mental, el aprendizaje o la memoria y, por otro, compensar el deterioro cognitivo. También se han aportados instrumentos de evaluación que ayudan a la detección temprana de demencias como el Alzheimer.

En segundo lugar, se ha ayudado a promover la salud emocional a través del entrenamiento en manejo de estrés, de intervenciones para prevenir o reducir la depresión, el entrenamiento en habilidades sociales, programas específicos de autoestima, salud sexual, maltrato y derechos de los mayores, etc.

En tercer lugar se realizan actividades encaminadas a promover un adecuado funcionamiento físico que permita mantener la autonomía de la persona mayor.

 

Las investigaciones realizadas hasta el momento apuntan a varios factores que favorecen el envejecimiento activo:

  • Llevar una vida socialmente activa: mantener relaciones frecuentes con familiares y amigos, o realizar actividades de ocio con otras personas.
  • Mantenerse mentalmente activo: la lectura, los pasatiempos, participar en juegos de mesa o informatizados, ir a la compra sin una lista, realizar trabajos manuales, etc.
  • Una dieta saludable: nutritiva y equilibrada, adaptada a nuestras características.
  • Control de la tensión arteria, diabetes y el colesterol.


  • Ejercicio físico regular y moderado.

  • Control de aspectos emocionales y del estado de ánimo.

Verónica Lamadrid
Psicóloga Especialista en Intervención en Dificultades del Aprendizaje
 

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martes, 15 de octubre de 2013


CLAVES PARA FOMENTAR LAS CAPACIDAES DE NUESTROS/AS HIJOS/AS



En la difícil tarea de educar a nuestros/as hijos/as, tenemos que responder no solo a necesidades básicas, como la alimentación y otros cuidados básicos, si no también a sus necesidades emocionales e intelectuales.

La familia debe ofrecer un ambiente de seguridad y afecto que anime al niño/a explorar el mundo que lo rodea y a aprender de él. Por otro lado, los padres ayudan a descubrir y desarrollar las capacidades y habilidades personales del niño/a, proporcionando la estimulación y los recursos necesarios para ello.

Desarrollo de la inteligencia


Tradicionalmente se definía la inteligencia como una capacidad única, en gran medida hereditaria y estable (“no se puede cambiar”); la inteligencia de una persona podía medirse y cuantificarse en el Cociente Intelectual (CI).

Actualmente esta concepción rígida ha sido sustituida por otras basadas en la idea de que la inteligencia es algo que cambia y se desarrolla en función de las experiencias que la persona tiene a lo largo de su vida.

Hoy en día parece haber acuerdo en que la inteligencia es el resultado de la interacción entre los factores biológicos y ambientales, siendo por tanto educable. De ahí la importancia del contexto en el que se desarrolla el niño/a: familia, profesorado, compañeros/as, amigos/as, medios de comunicación, etc.
 

Teoría de las Inteligencias múltiples


La teoría de Gadner (1983) ha influido notablemente en la Psicología; en su Teoría de las Inteligencias Múltiples propone la existencia de varias inteligencias en el ser humano, en lugar de una sola definida por el CI.

Habla de que hay, al menos, ocho: inteligencia lingüística, la lógico-matemática, la espacial, la corporal-Kinestésica, la musical, la interpersonal, la intrapersonal y la natural. Estas inteligencias, aunque son independientes, interactúan unas con otras.

Nuestros hijos/as habitualmente tienen todas las inteligencias y probablemente podrán desarrollar cada una de ellas de manera adecuada. Nuestra labor como padres es la de facilitar ese desarrollo sin olvidar que la inteligencia es valiosa, pero la personalidad es más importante (Gadner, 1999).
 

Educación emocional


La familia desempeña un papel fudamental en el desarrollo emocional y social del niño/a, a través de la promoción de una buena autoestima, la enseñanza de límites y la tolerancia a la frustración, la comprensión y regulación de sus emociones y estados de ánimo, la motivación por aprender y por mejorar, etc. Todos estos aprendizajes son primordiales para que nuestro hijo/a pueda responder a los retos de la vida diaria.

Aspectos a tener en cuenta

  • Cada niño/a es único/a. Respete su propio proceso madurativo.
  • Los padres han de acompañar a sus hijos/as en su desarrollo, sirviendo como guía, sin caer en querer a toda costa que sean exactamente como nosotros deseamos. Respete sus propios gustos, preferencias e intereses.
  • Fomente su autonomía cediéndole progresivamente responsabilidades en las tareas (deberes escolares, obligaciones en casa, etc).
  • Promueva el hábito de la lectura ya que ésta constituye el principal vehículo hacia el conocimiento.
  • No sobrecargue su agenda con actividades extraescolares. Su hijo/a necesita jugar y/o disfrutar del tiempo libre de manera espontánea.
  • Mantenga contacto frecuente y fluido con el profesorado.
  • Si su hijo/a presenta características especiales (dificultades de aprendizaje, bajas o altas capacidades, problemas visuales o auditivos, etc) busque asesoramiento especializado sobre la mejor manera de responder a ellas.
  • El fin último de la educación de nuestro/a hijo/a es dotarle de estrategias y recursos que le permitan desarrollar sus capacidades para poder adaptarse al mundo que lo rodea y construir su propia felicidad.
 



Verónica Lamadrid
Psicóloga Especialista en Intervención en Dificultades del Aprendizaje

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jueves, 3 de octubre de 2013

Cómo aprender un tema


 
En la actualidad, multitud de docentes comentan que sus alumnos/as no han entendido o no saben plasmar en un examen los contenidos tratados en clase. Tradicionalmente, se consideraba que aprobar un examen del colegio o el instituto exigía pasar muchas horas leyendo una y otra vez el tema hasta saberlo de memoria para poder repetirlo “como un loro” el día de la prueba.

Un/a alumno/a superará con éxito un examen si ha comprendido los contenidos y es capaz de expresarlos adecuadamente, sin necesidad de hacerlo de forma literal. Para conseguirlo, no se trata de estudiar mucho, sino de estudiar bien, es decir, tener un método de estudio que nos permita sacar el máximo rendimiento de nuestras capacidades y que nos proporcione estrategias para poder comprender y recordar lo más importante de la materia.


Cómo aprender un tema

Los profesionales de la psicología y educación coinciden en que un buen método de estudio se basa en el seguimiento de unos pasos concretos:

Lectura inicial: se trata de conseguir una primera impresión de lo que se va a estudiar intentando buscar de qué trata el texto y qué partes tiene. No debe superar 5-10 minutos.

Lectura: debe ser pausada, para comprender las ideas de cada párrafo. Debemos releer varias veces lo que no comprendamos, haciendo uso del diccionario para aquellas palabras que no conocemos.

Subrayado de las palabras clave (nunca oraciones completas). Se pueden hacer anotaciones al margen que ayuden a entender la estructura del texto (qué partes tiene).

Organizadores gráficos: son sistemas visuales donde las palabras clave del subrayado se relacionan ordenadas y jerarquizadas gráficamente. De esta forma, el lugar que ocupan en el papel determina la importancia de las ideas. Se pueden usar llaves, flechas, símbolos, números, etc.

 

Resumen: es escribir a nuestra manera lo que hemos subrayado y organizado previamente. Para hacerlo, podemos partir del organizador gráfico y “rellenarlo” con nuestras propias palabras de manera que creemos un pequeño texto. Nuestro resumen no debe superar el 30% del texto original.

Memorización. Una vez que la información ha sido comprendida y transformada, no resultará difícil memorizarla. En el resumen es recomendable ir párrafo a párrafo, asegurándonos de haber aprendido bien uno antes de pasar al siguiente. En el caso de los organizadores gráficos debemos seguir la jerarquía que hemos establecido, partiendo de las ideas generales.

 
Revisiones periódicas: Se estima que durante las primeras 24 horas podemos olvidar hasta un 80% de la información memorizada, dependiendo del método utilizado. Para no desaprovechar nuestro trabajo debemos realizar repasos antes del examen. Por otro lado, es útil hacer simulacros de exámenes como una forma de prepararnos para la prueba (cuánto tiempo necesito para cada pregunta, cómo ordenar las ideas que quiero plasmar, etc).


Verónica Lamadrid
Psicóloga Especialista en Intervención en Dificultades del Aprendizaje


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Cómo facilitar el estudio

CÓMO FACILITAR EL ESTUDIO


Para que el tiempo que dedicamos al estudio sea agradable y se favorezca un buen rendimiento es preciso atender varios factores facilitadores.

A/ La elección del lugar de estudio

 
Si queremos aumentar nuestro nivel de concentración, debemos elegir una ubicación constante (siempre el mismo lugar), ordenada, silenciosa, bien iluminada (preferiblemente luz natural) y ventilada.

La temperatura ha de oscilar entre los 18 y los 22 grados centígrados. La silla debe permitir una posición erguida y cómoda del cuerpo, dejando que los pies descansen totalmente sobre el suelo.

B/ Planificar el horario de estudio

 
 
 
Lo haremos a partir de las actividades fijas (clases particulares, actividades extraescolares, deportes, etc.). Aprovecharemos los ratos libres de los que disponemos para organizar las tareas a realizar, sin olvidar reservar un tiempo para el ocio.

Para sacar mayor rendimiento a la planificación de tareas y estudio es necesario marcar un plan de trabajo a tres niveles:
 
1/ Una planificación diaria
 
Antes de ponernos a trabajar, planteamos qué actividades debemos llevar a cabo y el nivel de dificultad.
Ejemplo:
- Tres ejercicios de matemáticas: dificultad intermedia, exige atención media.
- Dos actividades de lengua: dificultad baja (porque me gusta este tipo de actividad, porque son rutinarios o porque se me dan bien).
- Estudiar dos hojas: mayor dificultad (puede ser porque exige mucha concentración, porque no he entendido las explicaciones, etc.).
 
Empezaremos por las de dificultad media, consiguiendo de esta forma “calentar motores”. Por ejemplo, comienzo por los ejercicios de matemáticas.
A continuación, realizaremos las actividades que entrañan más dificultades. Por ejemplo, subrayado y esquema de las hojas.
Dejaremos para el final aquellas que nos resultan más fáciles, consiguiendo concluir la jornada de estudio de forma relajada. Por ejemplo, los ejercicios de lengua.
Si la cantidad de tareas a realizar es grande, puede repetirse el proceso varias veces, combinando tiempos de trabajo (hasta 45-50 minutos) con descansos cortos (unos diez minutos).
 
2/ Una planificación semanal

Apuntaremos las cosas más importantes de esa semana, temas que hay que estudiar, trabajos a presentar...
Cuando debemos preparar un examen, es útil dividir el número de hojas entre el número de días que tenemos para estudiarlo, procurando dejar el día previo para llevar a cabo un repaso final y preparar los materiales necesarios (calculadora, tablas, diccionario, etc), evitando de esta manera los inoportunos olvidos.

3/ Planificación larga, que puede ser mensual (ESO) o trimestral (formación superior).
 
 

Como es lógico, el uso de la agenda es fundamental.

 

C/ Hábitos de alimentación, sueño y actividad física

Dormir entre siete y ocho horas diarias, practicar ejercicio regular de forma moderada y seguir una alimentación equilibrada constituyen prácticas imprescindibles para llevar una vida saludable y conseguir un rendimiento mental óptimo.
 
 
Verónica Lamadrid
Psicóloga Especialista en Intervención en Dificultades del Aprendizaje


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